Reseña Histórica
Un grupo de soñadores de origen italiano, todos ellos inmigrantes, llegados a esta tierra en busca de oportunidades y bienestar para sus familias, engendran un bello proyecto: un sitio en donde reunirse y compartir entre los paisanos, recordar las costumbres de sus pueblos y mantener vivo el gentilicio italiano de lucha y unión familiar. En la actualidad nuestra Casa de Italia cuenta con algo más de 2 mil asociados, siendo la gran mayoría de origen italiano y con el compromiso de mantener vivas las costumbres y el gentilicio de los fundadores. Aunque la asociación se constituyó en 1965, la colocación de la primera piedra se realizó el día 22 de octubre del año 1966 y la inauguración de la sede de la Casa de Italia de Maracay fue el día 13 de Diciembre del año 1969.
Casa de Italia de Maracay… casi cinco décadas de historia
Hubo una época en la que Venezuela se había convertido en punto de llegada para muchos inmigrantes de todo el mundo, entre ellos los italianos, tiempos en que los barcos llegaban a puerto llenos de las esperanzas y los anhelos de aquellos jóvenes soñadores que dejaron su país en busca de algo mejor, apostándole todo al destino, teniendo que saltar obstáculos tan grandes como no saber hablar español.
Con el pasar de los años esos mismos jóvenes crecieron, se esparcieron por todo el país afianzando raíces, trabajando por esa segunda patria que los había cobijado. Maracay fue uno de sus destinos y aunque existía una gran comunidad italiana asentada en la región no tenían donde reunirse y compartir sus experiencias, mantener su cultura, sus tradiciones y, sobretodo, unirse como hermanos que eran.
Fue precisamente esa inquietud o necesidad la que hizo que un grupo de italianos decidieran emprender el ambicioso proyecto de realizar una construcción majestuosa que mantuviera el estilo de la arquitectura italiana, presente en todo el mundo, la cual pudiera servir de punto de encuentro para la comunidad italiana donde se pudiera hacer deporte, formar, educar y unir a la juventud con los mayores, así como transmitir las tradiciones de su país natal con las nuevas generaciones que nacerían acá.
Una de las figuras más influyentes fue sin duda el señor Filippo Sindoni, fundador de la misma y único presidente honorario. Este imponente sujeto recibió la confianza de los demás socios para llevar a cabo el proyecto.
Así como el señor Filippo Sindoni, miles de inmigrantes llegaron a estas tierras con un único equipaje: sus sueños, los cuales junto a las ganas de trabajar fueron convertidos en realidad, conformando familias que hoy en día disfrutan de generación en generación de un club donde se pueden recrear sanamente, compartiendo niños, jóvenes, adultos y ancianos. Entre estos inmigrantes soñadores, fundadores de la Casa de Italia se pueden citar : Emilio Favale, Germano Pasquotto, Ettore Mazzari, Mario Fridegotto, Felice Nocerino, Luciano Ruffino, Lino Bellettini, Ettore Rossi, Alberto Saetti, Andrea Tufano, Arcangelo Narducci, Ubaldo Sélleri, Marco Bortolussi, Luigi Balbi, Giovanni Renza, Salvatore Dellavedova, Guiseppe Fridegotto, Dino Falsiroli, Renato Battaglia, Domenico y Guiseppe Sano, Guiseppe Caldarella, Antonio Chirico, Angelo Petricone y Pietro Maestroni. Algunos de ellos cumplieron el rol de presidente en ciertos períodos, siendo Filippo Sindoni el de mayor continuidad.
Es en el año de 1965 cuando nace la Casa de Italia, pero como todo principio es difícil, construirla conllevó muchos sacrificios, para entonces el poder adquisitivo era limitado y todo lo que se lograba era gracias al aporte de los socios, que en ese tiempo era de 500 bolívares para los socios accionistas y 50 bolívares para los socios ordinarios. Como diría el Ing. Alessandro Pannini hoy en día (para entonces apenas un muchacho): “qué difícil es comenzar un algo”.
La primera piedra se coloca el 22 de Octubre de 1966 con la presencia del Gobernador del Estado Aragua, Idelgart Perez Segnini, el Embajador de Italia en Venezuela, Pignatti Murano Di Custoza, el Obispo de la ciudad Monseñor Feliciano Gonzalez y el Nuncio Apostólico Monseñor Luciano Storero. Después de tantas y tantas reuniones que se hicieran en el Hotel Maracay y en el Hotel Micotti, con la concentración de varios italianos, independientemente de la posición económica que tenían, unos más, otros menos, se logra dar el primer paso: la compra del terreno (de 7 mil metros cuadrados, hoy en día la Casa de Italia tiene 25 mil) sobre el cual se hizo la primera construcción (con el sistema “paraboloide”) que posteriormente se tuvo que demoler por fallas (aunque testigos aseguran que en realidad se desplomó apenas la rozo un poco la gran bola de la maquina demoledora). Este hecho significo un paso hacia atrás pues había que empezar de nuevo, cosa que no derrotó a ninguno de los involucrados, aunque se derrumbara el salón los ánimos seguían igual de sólidos y sabiendo sacar provecho de los inconvenientes surgió la idea de crear un salón múltiple: el Salón Cristóforo Colombo, inaugurado en 1969, el cual ha permanecido durante estos 40 años recibiendo todo tipo de personalidades. Vale la pena resaltar una obra de gran trascendencia como lo fue la elaboración del Pozo de agua que le llevó el preciado líquido a la Casa de Italia, en tiempos en los que no existía un sistema de acueductos.
Ahora bien, el gran anhelo de todos era tener una piscina, razón por la cual se convirtió en la segunda meta a seguir, algunas familias de mejor posición compraban varias acciones para colaborar, logrando que poco a poco se lograra su construcción para quedar finalizada en 1971, convirtiéndose en el mayor atractivo para que más y más personas se unieran al club. Es así como la Casa de Italia pasa de ser un sueño para la comunidad italiana a ser parte de los venezolanos también.
Para ese año el señor Filippo Sindoni era presidente del club, cuenta que no tenían recursos para dar la cuota inicial de 20 mil bolívares a la constructora (una de Caracas llamada “Conti” especialista en piscinas) pero él pensó que una vez arrancaran los trabajos de construcción de la piscina la gente se animaría y pagarían su cuota o acción (para entonces de 1500 bolívares) y así fue, “yo aposté a los socios y ellos apostaron a mí, me acompañaron en todas las inversiones poniendo en mí toda su confianza al ver las obras, ellos vieron en mí al gran constructor de la Casa de Italia”.
Los terrenos donde se instaló la Casa de Italia de Maracay quedaban en pleno complejo urbanístico, lo cual trajo muchos inconvenientes a la hora de expandir la obra pues estaba rodeada de quintas habitadas por familias que difícilmente querrían mudarse. En tal sentido, existe una anécdota que cuenta Filippo Sindoni: para la construcción del Restaurante hacía falta derribar la “Quinta Pundu” pero sus propietarios estaban reacios a venderla, “se sentían molestos y con toda razón, por la algarabía de los socios y el escándalo que se formaba en el club, junto a su casa, tanto así que durante el ensayo de la Fiesta de la Uva era tanta la bulla que la señora salió con un rifle disparando al aire. Una vez yo le dije: señora… o usted compra la Casa de Italia o nosotros le compramos la suya”. Ante tal reto la señora le contesta que quería una casa similar o mejor, y que le gustaba una que había visto en la Urbanización La Soledad, la cual pertenecía al señor Vito Di Mola, también socio. Después de muchas discusiones, se le encomendó al señor Genaro Romano, directivo de la Casa de Italia, que continuara las mediaciones quien logra con éxito la negociación entre ambas partes, haciendo el traspaso de las viviendas por 200 mil bolívares”. Esto sucedió dentro del período de presidencia 1977-1984 del Sr. Filippo Sindoni, en el cual, también se da inicio a un movimiento federativo que reúne todos los clubes italianos del país denominado FAIV ( Federación de Asociaciones Italo Venezolanas) y se dota de aire acondicionado, cielo raso y paneles decorativos al Salón Cristóforo Colombo.
Para la construcción del campo de fútbol hizo falta comprar siete quintas y reubicar a todas esas familias. Su gran inauguración fue el 15 de Diciembre de 1991 con exhibiciones de paracaidistas, desfile de todas las disciplinas deportivas y el entonado por parte de Franco Narsete y Angela Bologna, de la canción Notte Magica, Himno del Campeonato Mundial Italia ’90.
Una obra que redundó en beneficio para la comunidad fue la creación de la “Plaza Italia” que bordea el estacionamiento, bautizada con ese nombre desde el año 1969 y cuya culminación no se logró sino hasta 1992, luego de superar diferencias con algunos vecinos que se oponían.
De tal manera que en materia de construcción o infraestructura la Casa de Italia fue creciendo paso a paso, gracias al apoyo de los socios y al tesón de sus presidentes, siendo en 1995 cuando se hace la última obra, año en el cual el señor Filippo Sindoni entrega la llave al señor Mario Martinelli. “Yo llegué a la Casa de Italia a los 37 años y me fui a los 65, allí pasé los mejores tiempos de mi vida. Tuve el privilegio de ser el presidente con más presencia y de culminar tantas obras. En 1996 le entregué la llave a Martinelli pudiendo decir: ¡misión cumplida!”.